Vivir requiere pasión, ilusión y propósito. Cuando vivimos, tenemos el ánimo y entusiasmo de levantarnos cada mañana, porque tenemos una meta que queremos alcanzar, un proyecto que deseamos construir o finalizar; en pocas palabras, tenemos un propósito.
Victor Frankl, Neurólogo y Siquiatra vienes, quien vivió como prisionero en los campos de concetración nazis, se preguntaba en medio de esos momentos tan díficiles que estaba atravesando, por qué habían prisioneros que se aferraban a sobrevivir y soportaban condiciones tormentosas, mientras otros simplemente se daban por vencidos y se rendían.
Frankl descubrió que la diferencia radicaba en el sentido o propósito de vida. Algunos prisioneros quienes tenían la ilusión de volver a ver a sus hijos, esposas, esposos, padres, etc; o tenían la ilusión de desarrollar proyectos o tareas que los hacían ilusionarse, eran quienes luchaban y soportaban los sufrimientos y calamidades, y no se rendian. Sin embargo, quienes carecían de ilusión, carecían también del combustible necesario para luchar.
De esta manera, Victor Frankl descubrió la importancia extraordinaria de tener un propósito y encontrar un sentido en la vida. Y justamente la diferencia entre el vivir y el sobrevivir reside en nuestros sueños e ilusiones.
Entonces, la pregunta es: ¿Tienes un propósito, una ilusión, una meta, un sueño?
Sea cual sea la situación, o realidad que estás atravesando en este momento, es necesario hacer una pausa y reflexionar sobre como estás atravezando el maravilloso proceso de vivir. Como dice Robert Poynton en su libro No eres una Lista de Tareas Pendientes, ”En la vida, como en el arte, hay que dar un paso atrás para verlo mejor”.
Entonces, en este momento, te invito a que hagas una pausa y reflexiones sobre cuál es tú propósito, cuál es tu meta, qué es eso que te ilusiona o te ilusionó y dejaste en el olvido. Y no se trata de diseñar sueños extraordinarios, se trata de que estos sean únicamente tuyos, genuinos, y que hagan que tu vida se pinte del color que tú quieres.
Nunca es tarde para atreverse soñar. Recuerda que cada mañana, con cada amanecer la vida nos ofrece una nueva oportunidad para volver a comenzar, volver a construir o rediseñar aquello que pensamos que podría ser mejor.